Nuestra Historia

En uno de los hermosos parajes de Alemania meridional, se extiende un pintoresco valle en el que serpentean las cristalinas aguas del Iller, después de descender las laderas de los Alpes y recorrer cantando la extensa campiña; allí, desde lo alto de una colina, el conjunto arquitectónico de un convento domina el paisaje, envolviéndolo en un ambiente de paz, de silencio, de misterio...De día, al ser acariciados por los rayos del sol, los muros conventuales destacan sus colores claros sobre el fondo verde oscuro de los bosques vecinos y por la noche, proyectan en el espacio su enorme silueta bañada por la tenue luz de la luna.

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